«Hoy es más fácil que nunca apoyar una buena causa — todo lo que tienes que hacer es pulsar el botón Me gusta. Así la organización tiene un seguidor más y se promociona entre sus amigos. Pero a pesar de que caer bien es importante, los Me gusta no sirven para comprar medicamentos, agua o comida»
En varias oportunidades he hablado sobre el peso de las interacciones en las redes sociales y, sobre todo, del poder de los datos que obtenemos para la toma de decisiones. La campaña Likes don’t save lives de Forsman & Bodenfors para Unicef Suecia quiere hacer visible algo que las marcas personales y corporativas viven en el día a día y que en muchos casos con poca conciencia, y es depositar tanta fe en una métrica que en muchos casos es irrelevante como el Me gusta.
Tener 1.000, 10.000 o 1 millón de seguidores es completamente inútil cuando no se logra pasar a la acción mas que con un like, cuando éstos no interactúan con la propuesta de comunicación de la marca y sobre todo, como en el caso de la campaña de Unicef, no se logra pasar de analógico a digital.
Esa dinámica autómata y programada de hacer click a lo que por algún indicador o señal visual nos llama la atención o nos gusta, es un enemigo que debemos combatir en los Social Media y ésto puede hacerse midiendo la actividad de nuestros seguidores buscando encontrar a aquellos líderes positivos que amplifican el poder de comunicación de la marca, filtrando desde el nacimiento del problema – desde la solicitud – e incluso depurando con cierta frecuencia ese listado de inactivos.
Hace algún tiempo, a mi oficina llegó un político en campaña y en la conversación que sostuvimos me decía que él no necesitaba más que su Facebook ya que tenía miles de seguidores. Le solicité que hiciera tres ejercicios acercando propuestas de comunicación a esos miles de seguidores logrando muy pocas interacciones e incluso impresiones. Es mejor tener 100 seguidores calientes que 1.000 fríos.
Cómo con la marca propia haría dinamizaría su comunidad de seguidores para que no fuera una masa tonta.
Debemos construir y compartir cosas con las personas que permitan un despertar de consciencia, o que saquen a la persona de ese esquema de tenerlo todo y ponerlo a encontrar respuestas o despertar de nuevo esa imaginación. Creo que aquí nos toca ser creativos para eso, porque somos los primeros que debemos salir de ahí, para poder hacerlo. Ejemplo: Considero que tú, en el taller de seducción lo haces al embarcarnos en una serie de preguntas que nos lleven a encontrar soluciones, nos sacas de esa zona de confort de tenerlo todo. Nos llevas a aportar soluciones por medio de preguntas, eso puede ser una forma.
El atreverse a experimentar y hacer cosas desde la pregunta ¿Y qué pasa si? Pero no quedarse ahí, es llegar hacerlo. Cuando hablas de las radionovelas me pregunto ¿Y si les doy contenido a las personas así? Qué pasa, pues hay que hacerlo. Las redes sociales o el internet son un laboratorio y lo decía en TeDx Eduardo Salles, y si las ideas que tenemos las construimos desde cómo sería si hago lo contrario, no sé si llamarlo pensamiento disruptivo, pero es hacer lo que no se ha hecho por lógica.
Saludos!
Excelente participación, Kelly, estamos conectados. El ¿y qué tal si?… es un camino para ver puertas que antes no veíamos, para abrir puertas que antes estaban cerradas. Me gustaría escuuchar tu radio novela web!!
De acuerdo, no solo basarnos en cantidad sino calidad!!! Una comunidad que es fiel a la marca e interactúa, es lo realmente valioso.
Estamos completamente alineados con este concepto. Gracias por participar.