Hace un instante soñé con los ojo abiertos, sentado mientras trabajaba, que uno de nosotros ya no estaba y que nunca mas estaría, ¡uno de nosotros!. La sola idea me conmovió al punto de sentir que una lágrima quería rodar por mi rostro hasta dejar de existir en vértigo contra la piel. ¿Qué será de nuestras vidas sin uno de nosotros? ¿será que el dolor inicial se convertirá en indiferencia programada y ésta al tratar de salir cada tanto se presentará como punzada de tristeza? ¿será que con ese recuerdo agarrado entre la piel y la carne nos iremos oscureciendo por dentro hasta la melancolía? No tengo, no tenemos certeza alguna. De lo único que estoy seguro es que si ese uno de nosotros que nos deja eres tú, ¡jamás! sentirás que caes al vacío, ¡jamás! tocarás el piso, porque te seguiremos cargando hasta el último de nuestros días. Eso es lo que haremos por tí por ser uno de nosotros.