La forma como nos vestimos, como hablamos, como interactuamos con otros, como reaccionamos frente a las distintas circunstancias del día a día, nos definen como marca. Esa forma de hacer las cosas tiene un ADN que comunica los valores que lo componen y que voluntaria o intuitivamente construyen experiencias e imágenes mentales en las personas que rodean la marca.
La construcción de la matríz de ADN de la marca es un proceso que permite descubrir cuales son los valores que realmente definen la esencia y permean el “saber hacer” de marcas personales y corporativas en distintos escenarios.
Haciendo un ejercicio colaborativo y guiado, el esfuerzo arrojará una matriz a través de la cual el individuo o la organización podrá pasar productos, servicios, personas, procesos, formatos, experiencias de la audiencia a través de los distintos puntos de contacto con la marca, y entender si son o no realmente representativos y alineados con el ADN.
Todo esto permitirá estandarizar la operación de las marcas desde el individuo o la organización en escenarios como producción, comercial, administrativo, mercadeo, entre otros.
EL CAMINO DE LA MARCA ES EL CAMINO DE LA FACTURACIÓN!!
– Carlos Cortés –
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