Yo no escribo versos para enamorar ni compongo absolutamente nada, simplemente, como los perros, me centrifugo!
Ella, la anónima inspiración, es una vibración baja que me ataca desde el suelo rompiéndome los dedos, arañándome las tripas y haciéndome soñar justo antes de robarme el corazón, cada noche.