Las metodologías ayudan a reducir el margen de error en cada una de las fases del proceso y a optimizar los recursos vinculados. La presente es una de tantas alternativas que pueden ser usadas en pro de lograr los objetivos que benefician tanto al cliente como al creativo/agencia.
A la fase de briefing siempre es bueno acompañarla de una intensa conversación cara a cara con el cliente donde, de primera mano, se conocen los sueños, inclinaciones, amores que podrían llegar a permear el producto final.
En muchos casos se generan reprocesos al presentarle a un cliente con poca educación en el tema a tratar (la gran mayoría) propuestas de logos casi finales ya que el color es un gran distractor para este tipo de individuos. Un color o conjunto de colores que no estén dentro de sus gustos, harán que se desvíe la atención de lo realmente importante, por lo tanto, fracturar el proceso completo en cortas etapas puede garantizar pequeñas aprobaciones que harán del proceso algo más seguro para ambas partes (cuando el cliente no es uno de esos CLIENTES CREATIVOS o CLIENTES QUE NO TIENEN IDEA DE LO QUE QUIEREN y desean ver muchas opciones “para entender qué me gusta”). Las aprobaciones deben presentarse al cliente como requisitos para continuar en el proceso y que al generarse una esa fase quedará cerrada y no habrá “vuelta atrás”. Ese ir y venir de aprobaciones deberá quedar consignado por escrito y si estas se dan por medios como llamada telefónica o presencialmente, el hilo de todo el proceso tendrá que ser registrado día a día con fecha y hora, para garantizar un camino transparente y, obviamente, para refrescarle la memoria a aquellos clientes que generan contraórdenes o no recuerdan lo que han aprobado.