Valentina no sabía qué era lo que la trasnochaba, daba vueltas en la cama, cada tanto se paraba. Valentina se vió al espejo desnuda sabiendo que estaba en cinta, preñada de hombrecitos y de un solo gran amor. Aquel que la besó fracturándola en mil pedazos es muchos pero sólo uno y ella, luego de renacer, Valiente como leona, a diario lo defiende a muerte para vivirlo, para armarlo.
Melissa dice que nunca ha estado enamorada pero el amor ha tocado su puerta y ella le ha volteado la cara.
Daniela no cree en los hombres y en el fondo quisiera hacerlo pero camina por la vida descorazonada, sí, Daniela busca el amor en lugares donde no quiere entrar su corazón.
– Carlos Cortés –